lunes, 24 de octubre de 2011

Difuntos, ¿día de honra o exhibicionismo?


Se acerca el 1 de noviembre y con él una de las tradiciones que más me han asombrado desde siempre: la visita a los cementerios. He intentado en reiteradas ocasiones comprender cuál es la finalidad de este acto y todavía, a pesar de los años, no he llegado a una clara conclusión. Quizás para ustedes no sea ésta una tarea complicada, pero yo aún no he podido escoger entre una sola hipótesis de las que manejo.

La explicación más extendida sobre este ritual radica en que estamos ante un día destinado a recordar a nuestros seres queridos que han fallecido. Pero entonces salen a la luz las siguientes preguntas: ¿se puede decidir sobre los recuerdos? Es decir, ¿se puede  planear cuando vamos, y cando no, a evocar hechos pasados?

 Planteadas estas cuestiones, la respuesta más lógica (la negativa) parece no tener cabida si queremos justificar la existencia del  Día de Todos los Santos: una jornada que dedicamos a rememorar a los que ya no están. Pero entonces, lo que a priori parece un acto de honra  al fallecido se presenta  más como una necesidad de manifestar públicamente nuestro “apego”  (en caso de que exista) a los difuntos. Y es ahí cuando entran en juego aspectos tan superficiales como la ornamentación floral de las tumbas que, en la mayoría de los casos, acaba derivando en absurdas (pero no por eso menos concurridas) competiciones. Surge entonces una nueva manifestación artística del homo sapiens: los cementerios rococó.

Lo que en principio debiera ser una jornada, triste, íntima y reflexiva (por el fin de la existencia de un ser querido) se convierte en una exhibición más de nuestro poder adquisitivo. Si la moral levantara la cabeza…




LA MUERTE NO EXISTE

Y cuando estoy a punto de resignarme a  aceptar el comportamiento, un tanto hipócrita, de este día de “duelo” colectivo, me encuentro con la autobiografía de la psiquiatra Elisabeth-Kübler-Roos, La rueda de la vida (por cierto, lectura más que recomendada), que afirma que la muerte, entendida como un fin, no existe; pues es  el comienzo de la paz verdadera. Y lo más asombroso del tema es que dice hablar desde la propia experiencia (pues ha visto “EL DESPUÉS”). Si es que aún vamos a tener que festejar cada una de las muertes…

Ahora, la confusión es absoluta. Difuntos: ¿día de introspección o exteriorización, honra o exhibicionismo, duelo o festejo?

Incógnita.

Ante la imposibilidad de despejarla opto por la poesía. Abro las páginas de A mi madre, libro elegíaco de Rosalía de Castro, escrito tras la muerte de su progenitora, y leo:

" ¡Cuán tristes pasan los días!...                      
 ¡cuán breves... cuán largos son!... 
 Cómo van unos despacio, 
 y otros con paso veloz... 
 Mas siempre cual vaga sombra 
 atropellándose en pos, 
 ninguno de cuantos fueron, 
 un débil rastro dejó. 
   
 ¡Cuán negras las nubes pasan, 
 cuán turbio se ha vuelto el sol! 
 ¡Era un tiempo tan hermoso!... 
 Mas ese tiempo pasó. 
 Hoy, como pálida luna 
 ni da vida ni calor, 
 ni presta aliento a las flores, 
 ni alegría al corazón. 
   
 ¡Cuán triste se ha vuelto el mundo! 
 ¡Ah!, por do quiera que voy 
 sólo amarguras contemplo, 
 que infunden negro pavor, 
 sólo llantos y gemidos 
 que no encuentran compasión... 
 ¡Qué triste se ha vuelto el mundo! 
 ¡Qué triste le encuentro yo!... 

sábado, 8 de octubre de 2011

Septiembre 2011, alerta en Nueva York

Por alerta entiende el diccionario de la Real Academia Española en su segunda acepción una "situación de vigilancia o atención"; lo que viene a ser el ambiente respirado en  la ciudad neoyorquina en los días previos al 11 de Septiembre. Si desde los terribles-y terroristas- hechos que conmocionaron al mundo en el año 2001 el décimo primer día del mes de Septiembre se desmarcó del calendario para adquirir identidad propia, diez años después de lo acontecido, el "11 S" se alimentó todavía de un nuevo significado: "Terror Threat" (o amenaza terrorista).

Si la jornada del jueves 8 había transcurrido en la Gran Manzana con una relativa, que no absoluta, normalidad-  pues eran muchos los indicios que apuntaban a la llegada del 10º aniversario: merchandising, anuncios de  diversos actos, ediciones especiales en la prensa...- 24 horas después la ciudad y su gente habían cambiado radicalmente. La presencia policial era tal que impedía desarrollar el frenético ritmo al que Manhattan nos tiene acostumbrados: perros policía en los parques, controles de seguridad para acceder al rincón más recóndito de la isla y oficiales a pie, en coche y a caballo que no dudaban en paralizar el tráfico y cortar manzanas enteras bajo la justificación de "just in case" (solo por si acaso). Claramente estábamos ante un popular "más vale prevenir que curar". Y ustedes se preguntarán: "¿y el detonante?". Pues la intervención del acalde Bloomberg en el prime time televisivo afirmando, tras su eufemística intervención, que había posibilidades de un nuevo ataque terrorista.


Y entonces sucedió una vez más: tras la retransmisión de la amenaza, el pánico se había apoderado de una gran parte de población. Si ya nos lo había advertido Orson Welles 73 años atrás...Fueron muchos los que alteraron su rutina diaria y evitaron desplazarse hasta Nueva York; otros todavía paseaban por sus calles pero con un temor especial y aconsejando a los turistas que no cogieran el metro. Aunque bien es cierto que, por otro lado, había un sector importante de la población que lograba acallar en su cabeza las palabras "riesgo" y "amenaza terrorista"  e intentaba- que no siempre conseguía- aparentar que todo seguía igual que siempre.

Sin embargo ya nada se podía hacer ante una nueva manifestación de "Teoría de la agenda-setting", por la que se establece que los medios de comunicación de masas influyen en los temas que preocupan a la ciudadanía. Éstos habían difundido mensajes de sospecha y pánico, y de repente en Nueva York no se hablaba de otra cosa. Afortunadamente, todo se quedó en un susto (y seguro que, para más de un estudioso de las Ciencias Sociales, en una oportunidad para llevar a cabo un estudio sociológico). Por lo tanto y finalmente, el 10 º aniversario del 11 S del 2011 pasará a la historia por haber inaugurado un museo en la Zona 0 y por ser el primero en celebrar que: "Obama got Osama" (Obama obtuvo a Osama).



Señores y señoras, en memoria de los 2.973 fallecidos, "God bless America"(Dios bendiga a América).